La Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción (“Église Notre Dame de l’Assomption” en francés) fue construida en el siglo XIII. Fue erigida no solo como iglesia sino también como lugar de refugio para la gente del pueblo en tiempos de guerra.
El interior de la iglesia posee las características típicas de la mayoría de las iglesias tradicionales de la provincia vasco-francesa de Labort. Está formado por una sola nave con galerías de madera que se extienden a lo largo de las paredes laterales y trasera. Estas galerías fueron en el pasado utilizadas por los hombres durante la misa, mientras que las mujeres se sentaban en los bancos de la planta baja.
La iglesia está rodeada por un cementerio, el cual es un bonito ejemplo del arte funerario vasco, ya que está lleno de lápidas tradicionales de los siglos XVI y XVII.
Justamente detrás de la iglesia y el cementerio, en una ubicación privilegiada en el corazón del pueblo, se encuentra el frontón de Ainhoa. Construido en 1849, es en él donde se juegan los deportes más populares de la zona, como por ejemplo, cesta punta y pelota mano. El frontón es además un espacio multifuncional que también se utiliza para celebraciones, eventos y otras actividades.
Al final de la calle principal en dirección a la frontera española, se encuentra el lavadero Alaxurruta (“Lavoir Alhaxurruta” en francés). El agua fresca que baja de las montañas fluye en un pequeño tanque cubierto por un tejado, donde las mujeres del pueblo solían reunirse a lavar la ropa.
El lavadero Alaxurruta es famoso porque fue visitado por Napoleón III y su esposa la emperatriz Eugenia de Montijo durante un viaje por la zona en 1858.
Los alrededores de Ainhoa son también muy pintorescos. Además de los verdes pastos, el pueblo presume del llamado bosque de Ainhoa formado por más de 430 hectáreas. Aunque algunas partes son utilizadas por los pastores, se trata principalmente de una zona montañosa rica en fauna (ciervos, jabalíes, cabras, etc.) y vegetación (robles).
Y como existen múltiples rutas de senderismo en la zona, Ainhoa es la base perfecta para los interesados. Existe una multitud de caminos “cortos” (entre 2 y 5 horas) conocidos con el nombre de “Petites Randonnées” así como otros más largos, como por ejemplo el GR10 (“Grande Randonnée 10”) que va de Hendaya a Arrens (260 km, 17 días).
Otro camino famoso que cruza Ainhoa es el “sendero de los contrabandistas” (“Le Sentier des Contrebandiers” en francés).