Hace poco tuvimos la oportunidad de visitar el parque y una de las cosas que más nos llamó la atención fue ver como los paisajes iban cambiando en nuestro corto viaje desde el norte del País Vasco español. Primero cruzamos montañas cubiertas de nieve, para llegar después a los verdes campos de Navarra, cubiertos por abundante vegetación, un paisaje de colinas hasta donde alcanza la vista. Unos 20 minutos antes de llegar a las Bardenas, la naturaleza empezó a cambiar de nuevo, y nos dio la impresión de estar de repente en un lugar completamente distinto, muy lejos del País Vasco, quizás en el sur de España o incluso en otro país.
Sin embargo, es cierto que no se trató en ningún momento de un paisaje completamente desértico y seguimos viendo áreas verdes de vez en cuando. De hecho, bastante verde. En una gasolinera cercana a las Bardenas nos contaron que esa zona de Navarra había recibido una enorme e inusual cantidad de lluvia en las dos semanas anteriores, la cuál había afectado también al parque. Nosotros que íbamos pensando en visitar un parque natural semidesértico y de repente nos enteramos de que quizá no podamos entrar a visitarlo en coche porque los caminos están inundados. ¡Menuda sorpresa! Sí, así es, los caminos del Parque de las Bardenas son de tierra y habían estado temporalmente cerrados al acceso con turismo.
Sin perder la esperanza, continuamos nuestro viaje, llegando al primer desvío de la carretera en dirección a la entrada principal del parque y, desde allí, hasta el centro de información, situado a pocos kilómetros de dicha entrada. En el centro de información nos dieron las buenas noticias: acababan de volver a abrir el camino principal del parque para acceso con turismos. Si hubiésemos llegado un par de días antes, habría estado cerrado. La trabajadora del centro de información nos despidió diciéndonos “Vais a ver las Bardenas más verdes que nunca”. Y definitivamente ¡estaba en lo cierto!
Siguiendo las indicaciones, nos adentramos en el parque donde descubrimos paisajes tipo pradera, de hierba verde, en contraste con las montañas de barro rojizo al fondo. Habíamos visto fotos de las Bardenas antes de visitarlas, pero esas fotos no eran exactamente como lo que veían nuestros ojos, no era normal que hubiera tanta vegetación. Sin embargo, creo que ese hecho hizo que nuestra experiencia fuera aún más especial.
Una vez dentro del Parque Natural de las Bardenas Reales, nos llevamos la segunda sorpresa del día. Digamos que, como se trata de una zona “tranquila”, el ejército español lleva tiempo utilizando parte del parque para prácticas militares. Nos dimos cuenta de esto al entrar al parque, cuando nos sorprendieron los aviones de combate realizando acrobacias sobre nuestras cabezas. Aunque al principio nos incomodó un poco, al final disfrutamos del espectáculo en el aire.
En un momento determinado, la carretera termina a la entrada de la base militar y hay que girar a la izquierda. Fue ahí donde un militar nos hizo parar el coche. Al principio pensamos que íbamos a tener problemas por ir demasiado rápido con el coche por el camino de tierra, o que quizás habíamos girado en la dirección errónea y estábamos en un lugar en el que no deberíamos estar. Cuando bajamos la ventanilla, el militar nos dijo que nos encontrábamos en el lugar correcto y podíamos continuar adentrándonos en el parque. Sin embargo, su obligación era informarnos de que el ejército estaba realizando maniobras con munición real y debíamos saber que se trataría de nuestra responsabilidad si algo nos ocurriera dentro del parque. Nos quedamos con la boca abierta, perplejos y mirándonos el uno al otro. “¿Y eso que significa exactamente?” le preguntamos. El militar se quedó callado un par de segundos más, manteniendo la tensión en el ambiente, para después echarse a reír y decirnos que podíamos continuar sin preocupaciones, que estábamos seguros. Un poco más tranquilos, continuamos nuestra visita. Pero en el fondo de mi mente, pensé “bueno, si algo nos sucediera mientras estamos aquí… ¿llegaría a ser reportado? ¿o algún tipo de encubrimiento militar secreto ocultaría los hechos?”
Continuamos nuestra visita, y lo cierto es que nos alegramos de ver más turistas y familias por el camino. De alguna manera, nos recordó que, al fin y al cabo, nos encontrábamos en un Parque Natural y no iba a morir nadie debido a las prácticas militares que tienen lugar allí.
Al final, pudimos realizar el recorrido completo en coche y bajar a pasear por algunos lugares de las Bardenas. Tuvimos suerte de disfrutar de un magnífico día de primavera y pudimos descubrir una bonita parte de lo que las Bardenas ofrece al visitante. Ahora, estoy ansiosa por volver y alquilar una bicicleta. Hay muchos caminos dentro del parque que solo son accesibles en bici o a pie y me da la impresión de que esos son probablemente los que te llevan a las áreas más asombrosas del parque. Al fin y al cabo, esos son los caminos que cruzan zonas protegidas. Os mantendremos informados.
Si quieres más información, échale un vistazo a nuestra completa guía de las Bardenas Reales.